El Instituto Peruano de Herpetología (IPH) es una ONG científica cuyas labores se centran en la investigación y la conservación de las diferentes especies de anfibios y reptiles que, juntas, conforman la herpetofauna del país. Aunque a veces son vistos como desagradables, peligrosos o hasta prescindibles, estos animales son de una importancia vital para los ecosistemas en los que habitan, y el Perú es el hogar de una gran cantidad de especies que son endémicas (es decir, que no existen en ninguna otra parte del mundo) y/o que se encuentran amenazadas.
De cara a esta realidad, y a la vulnerabilidad de muchas especies, lo que pretende el IPH es alzarse como una respuesta a los muchos vacíos que existen en torno a la comprensión y la conservación de estos animales en nuestro país. Como institución científica, el IPH tiene múltiples objetivos, que pueden resumirse en una fórmula que consta de tres palabras clave: investigación, educación y protección. La investigación científica brinda datos precisos sobre poblaciones, hábitos, clasificación, historia natural y amenazas. Esta información, a su vez, es clave para garantizar una educación adecuada sobre la materia, ya sea a través de cursos, talleres, campañas o publicaciones. En última instancia, la investigación y la educación deben ser los pilares que garanticen una protección efectiva de las especies, de las poblaciones humanas que conviven con ellas y de los ecosistemas de los que depende, en última instancia, la supervivencia de ambas.
El Perú es uno de los países con mayor diversidad de especies y ecosistemas. Para el IPH, esto implica una gran responsabilidad: la de estar a la altura de los tiempos y promover el conocimiento científico, impulsando el desarrollo de programas de investigación y fomentando el diálogo científico e interdisciplinario a nivel nacional e internacional. Su misión, en estos términos, es la de contribuir al conocimiento, así como a la construcción de un modelo de conservación responsable y efectivo, comprometido con la biodiversidad y los ecosistemas silvestres. Puede que esto suene como una meta, pero para el IPH se trata, más bien, del camino a seguir. El único posible.
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